Incluir la salud mental en la conversación es esencial cuando hablamos del tratamiento del dolor.
Cuando el dolor persiste durante semanas, meses o incluso años, deja de ser solo una señal de alerta del cuerpo para convertirse en un problema en sí mismo. Llegados a este punto, el dolor pasa a considerarse como la enfermedad.
Numerosos estudios muestran que la ansiedad o la depresión pueden aumentar la intensidad y la frecuencia del dolor, mientras que una buena gestión emocional es capaz de aliviarlo y mejorar tu calidad de vida. En resumen, se trata de un mecanismo bidireccional, donde un factor afecta directamente al otro, y viceversa. Por eso, el acompañamiento de un profesional como nuestro psiquiatra Gerardo Priego Rementería juega un rol clave a la hora de descubrir qué tratamientos y estrategias pueden ayudar a lograr un mayor bienestar en el día a día del paciente.