Consulta especializada en dolor con representación de patología discal

¿Cómo tratamos el dolor crónico en Clínica Batean?

Epidural caudal

La epidural caudal es un procedimiento mínimamente invasivo que utilizamos a menudo para tratar el dolor lumbar crónico, como el causado por hernias discales o estenosis de canal. A través del hiato sacro —una pequeña abertura en el sacro, que es una estructura ósea en forma de escudo localizada en la base de las vértebras lumbares— se accede al canal epidural para administrar una combinación de corticoides y anestésico local.

El corticoide actúa reduciendo la inflamación y modulando la respuesta del sistema nervioso al dolor (neuromodulación), mientras que el anestésico alivia el dolor de forma inmediata. La técnica es segura, rápida (se tarda solo unos minutos), no requiere que el paciente venga en ayunas ni hospitalización, y tiene mínimos efectos secundarios. 

Es uno de los tratamientos más utilizados y mejor valorados en pacientes con dolor lumbar crónico. Se caracteriza por su efectividad desde la primera aplicación, especialmente entre quienes no tienen una patología muy severa de base. Algunos de nuestros pacientes que padecen estenosis de canal o estenosis foraminal, y que no podían caminar apenas 200 metros sin pararse, notaron una mejoría muy importante tras optar por la epidural caudal.

 

Tipos de epidural para el tratamiento del dolor

Epidural caudal: es la epidural de la que hemos hablado, que se inyecta por el hiato sacro. 

Epidural interlaminar: se hace a través de las láminas vertebrales. Es la técnica analgésica más común en obstétrica o para una intervención, como puede ser una prótesis de rodilla.

Epidural transforaminal: es más específica y solemos utilizarla cuando otras técnicas como la epidural interlaminar o la caudal han fallado. Es una epidural que se hace a través del agujero de conjunción, que es el espacio por donde sale la raíz nerviosa. Es especialmente recomendable en el tratamiento de hernias de disco, que presionan la raíz nerviosa que sale por el agujero de conjunción vertebral, y es muy eficaz, sobre todo teniendo en cuenta las pocas complicaciones que presenta. Se aplica corticoide y anestesia para disminuir la inflamación y romper ese círculo vicioso del dolor que puede agravarse a lo largo del tiempo. 

Bloqueo de facetas

El bloqueo de facetas es una técnica mínimamente invasiva que se utiliza en pacientes con artrosis facetaria, una causa frecuente de dolor lumbar crónico. Las articulaciones facetarias (o cigapofisarias) están situadas entre cada una de las vértebras y son las que permiten que la columna se mueva. Cuando estas articulaciones se degeneran, pueden provocar un dolor muy característico que los pacientes notan sobre todo al levantarse de la cama o de una silla baja.

Este procedimiento consiste en infiltrar anestesia local y corticoides directamente en la articulación facetaria afectada,  y a menudo se usan ultraguiada por imágenes de rayos X (fluoroscopia) o ultrasonido y se emplea con un doble objetivo:

Diagnóstico: ayuda a confirmar que el origen del dolor está en las facetas articulares.

Terapéutico: alivia el dolor al reducir la inflamación y bloquear la señal dolorosa.

Su efecto puede durar desde varios días a meses, aunque hay pacientes que experimentan un alivio significativo durante más de seis meses sin necesidad de intervenciones adicionales.

En muchos casos, el bloqueo facetario es el paso previo a tratamientos más avanzados como la rizólisis o la radiofrecuencia facetaria. Sin embargo, en algunos pacientes no es necesario seguir avanzando en la escalera terapéutica si la respuesta clínica es buena.

 

Diferencias entre el bloqueo unilateral y bilateral

La artrosis facetaria suele afectar a ambos lados de la columna vertebral, pero no siempre el dolor se presenta de forma simétrica. Es decir, puede que el paciente note dolor solo en uno de los dos lados de la espalda. En la práctica clínica, se opta inicialmente por un bloqueo unilateral (en un solo lado) para valorar su eficacia.

Si el alivio es parcial o el dolor persiste en el lado opuesto, más adelante se puede realizar un bloqueo bilateral. De esta forma se evitan intervenciones innecesarias y permite realizar un tratamiento más personalizado, basado en la respuesta del paciente, que es el objetivo que buscamos siempre en Clínica Batean.

Radiofrecuencia periférica

La radiofrecuencia periférica es una técnica avanzada y mínimamente invasiva que se utiliza para tratar el dolor crónico sin necesidad de cirugía. Se aplica directamente sobre nervios periféricos, en función del origen del dolor, como el nervio supraescapular.

Este procedimiento utiliza una modalidad llamada radiofrecuencia pulsada, en la que se envían impulsos eléctricos controlados que elevan la temperatura de forma intermitente hasta unos 42°C, sin llegar a destruir el tejido nervioso. El objetivo no es eliminar el nervio, sino neuromodular su función, lo cual quiere decir que buscamos modificar la forma en que el nervio transmite las señales de dolor al cerebro.

La neuromodulación ayuda a romper el círculo vicioso del dolor crónico, reduciendo su intensidad y mejorando la calidad de vida del paciente. A diferencia de otras técnicas más agresivas, la radiofrecuencia periférica es segura, precisa y eficaz, con muy pocos efectos secundarios y sin necesidad de hospitalización.

Se emplea especialmente cuando el dolor es localizado en áreas específicas y está relacionado con nervios periféricos. La radiofrecuencia periférica puede ser una alternativa útil en ciertos casos de dolor localizado cuando otras técnicas han fallado, ayudando en algunos pacientes a retrasar o incluso evitar procedimientos quirúrgicos.

Plasma rico en plaquetas (PRP)

El tratamiento con plasma rico en plaquetas (PRP) se basa en la capacidad regenerativa de la propia sangre del paciente. El procedimiento comienza con la extracción de sangre, que se centrifuga para separar el plasma rico en factores de crecimiento, y este concentrado se inyecta en la zona afectada.

El PRP puede favorecer la reparación de tejidos con bajo riego sanguíneo, especialmente en lesiones crónicas de tendones y ligamentos, aunque su eficacia varía según la patología tratada. Es un tratamiento seguro, bien tolerado y sin efectos secundarios relevantes, ya que se emplea material biológico del propio paciente, pero hay que tener en cuenta que su eficacia puede variar según el tipo de lesión y el protocolo utilizado.

Los pacientes más aprensivos a las agujas suelen preguntarnos si duele mucho, y la respuesta es que no. Al fin y al cabo, se trata de realizar una extracción de sangre y una infiltración posterior en la zona a tratar, que puede ser por ejemplo el codo, la rodilla o el tendón de Aquiles, así que el dolor es mínimo en comparación con los beneficios que ofrece.

Toxina botulínica (bloqueo muscular)

La toxina botulínica tipo A es una herramienta eficaz en el tratamiento del síndrome miofascial, de las contracturas musculares que se han cronificado con el tiempo y del dolor cervical o lumbar con puntos gatillo. Su mecanismo de acción se basa en bloquear la contracción involuntaria del músculo, lo que permite “desactivar” esos puntos gatillo responsables del dolor.

Este procedimiento se utiliza cuando el tratamiento fisioterápico convencional resulta insuficiente. La infiltración se realiza en músculos específicos —habitualmente en la espalda— donde se detectan zonas de tensión mantenida que provocan dolor referido y limitación funcional.

Aunque su uso en dolor crónico es off-label (fuera de indicación oficial), la toxina botulínica ha mostrado resultados positivos en estudios clínicos, especialmente en el tratamiento del síndrome miofascial. Los resultados suelen ser muy positivos, aunque a menudo se requiere más de una infiltración para mantener el alivio del dolor a largo plazo.

Es muy importante recordar que la infiltración debe ir acompañada de tratamiento fisioterápico posterior para optimizar la recuperación muscular y mantener los beneficios del procedimiento. Además, está recomendado solo en casos concretos, y siempre bajo criterio médico especializado

Estimulación Eléctrica Transcraneal (tDCS)

La estimulación transcraneal por corriente continua es más conocida por sus siglas en inglés: tDCS. Es una técnica neuromoduladora no invasiva que aplica una corriente eléctrica de baja intensidad (entre 1 y 2 mA) a través de electrodos que colocamos sobre el cuero cabelludo. Muchos pacientes se asustan al descubrir en qué consiste exactamente, pero en realidad la corriente no genera una descarga perceptible. Sin embargo, es suficiente para modular la excitabilidad cortical, facilitando o inhibiendo la actividad neuronal en áreas cerebrales específicas involucradas en el procesamiento del dolor.

A diferencia de otras técnicas que utilizamos en Clínica Batean, este tipo de estimulación no bloquea el dolor de forma inmediata, sino que actúa progresivamente sobre la plasticidad cerebral, contribuyendo a reducir la intensidad, frecuencia o carga emocional del dolor en pacientes con dolor neuropático, fibromialgia, cefalea tensional o migrañas crónicas, dolor postoperatorio persistente… También puede mejorar los síntomas asociados a estas mismas patologías, como la fatiga, el insomnio o el estado anímico.

La principal ventaja de la tDCS es que se trata de una técnica ambulatoria, indolora -como ya hemos visto- y sin efectos adversos significativos, que además es compatible con otros tratamientos médicos o intervencionistas. A menudo se recurre a ella en casos donde otras terapias han fracasado o tienen efectos secundarios demasiado importantes para el paciente.

Es importante destacar que su eficacia depende de la correcta localización del área estimulada, la intensidad de la corriente y la duración del tratamiento (generalmente entre 10 y 20 sesiones).

Infusión de ketamina: dolor crónico y depresión resistente

La infusión de ketamina es un tratamiento innovador que ha mostrado resultados prometedores tanto en el manejo del dolor crónico como en la depresión resistente. En principio se utilizaba como anestésico seguro en contextos quirúrgicos; su uso en el ámbito del dolor crónico se basa en investigaciones desarrolladas desde finales de los años 90 y principios de los 2000, principalmente en Estados Unidos y Reino Unido.

Este tratamiento está especialmente indicado en casos de:

  • Fibromialgia
  • Síndrome de dolor regional complejo (SDRC)
  • Dolor oncológico
  • Dolor crónico generalizado resistente a tratamientos convencionales
  • Depresión mayor resistente a fármacos

¿Cómo funciona la ketamina para tratar el dolor o la depresión?

La ketamina actúa como un antagonista no competitivo de los receptores NMDA, implicados en la amplificación del dolor y la sensibilización central del sistema nervioso. Si bien su mecanismo de acción completo aún no se comprende del todo, se ha demostrado que produce efectos de neuromodulación y neuroplasticidad que pueden reducir la percepción del dolor persistente y mejorar síntomas depresivos, especialmente en pacientes con cuadros refractarios.

Este enfoque permite romper el círculo vicioso entre dolor crónico, ansiedad y depresión, tres condiciones que frecuentemente coexisten y se retroalimentan. Al tratar una de estas variables, es posible conseguir mejoras globales en la calidad de vida del paciente.

¿Cómo se administra la infusión de ketamina?

La infusión se realiza de forma intravenosa, en un entorno clínico controlado. El paciente permanece monitorizado durante todo el procedimiento, con vigilancia constante de su frecuencia cardíaca y tensión arterial, ya que la ketamina puede producir elevaciones leves y transitorias de estos parámetros. Sin embargo, a las dosis utilizadas para el tratamiento del dolor y la depresión (muy inferiores a las empleadas en anestesia general), los efectos secundarios son mínimos o inexistentes.

¿La ketamina es un tratamiento seguro?

La ketamina es un fármaco utilizado con éxito en anestesiología desde hace más de 50 años. Su perfil de seguridad en entorno clínico es bien conocido, y su uso en psiquiatría y tratamiento del dolor se ha expandido en contextos específicos.
En Clínica Batean, empleamos la ketamina intravenosa bajo estrictos protocolos médicos, especialmente en casos de depresión resistente o dolor crónico complejo donde han fallado otros tratamientos.

Aunque su uso ha mostrado eficacia clínica en estudios recientes, la ketamina no está actualmente aprobada por la EMA para el tratamiento del dolor crónico fuera del entorno hospitalario, por lo que se administra solo bajo supervisión médica especializada.

Infiltración guiada en consulta médica para tratamiento intervencionista del dolor

Preguntas frecuentes

¿El dolor crónico es para siempre?

Por definición médica, el dolor crónico es aquel que se mantiene durante más de tres meses y, en muchos casos, no desaparece completamente. Sin embargo, esto no significa que una persona con dolor crónico esté condenada a sufrir para siempre. 

En la mayoría de los pacientes, sí es posible reducir significativamente la intensidad del dolor y mejorar su calidad de vida. En Clínica Batean, nuestro enfoque se basa precisamente en eso: ayudar a cada paciente a recuperar funcionalidad, autonomía y bienestar, incluso si la eliminación completa del dolor no es posible.

Muchas veces, el dolor crónico persiste porque su origen es complejo o multifactorial: un mal diagnóstico inicial, múltiples fuentes de dolor superpuestas (como ocurre en la lumbalgia crónica) o incluso una alteración en la forma en que el sistema nervioso procesa la señal dolorosa. Aun así, con un abordaje integral y tratamientos adecuados, los pacientes pueden volver a llevar una vida normalizada y digna.

En resumen: el dolor crónico puede no desaparecer del todo, pero sí se puede controlar, reducir y convivir con él de forma saludable. Lo importante es no resignarse, sino buscar ayuda especializada y personalizada.

¿Cuándo se considera dolor crónico?

Generalmente se utiliza una ventana de tiempo de tres meses. Cuando el dolor persiste durante semanas o meses, no responde bien a los analgésicos convencionales o interfiere con el descanso y la calidad de vida, es necesario abordarlo desde una perspectiva especializada.

¿Necesito fisioterapia para tratar el dolor crónico?

La fisioterapia es una herramienta fundamental en el tratamiento del dolor crónico, aunque su indicación depende del tipo de patología. No todos los cuadros requieren intervención fisioterápica, pero en muchos casos —como en la artrosis lumbar o el síndrome miofascial— su papel es clave para optimizar los resultados de los tratamientos médicos.

En la Unidad del Dolor de Clínica Batean, solemos combinar intervenciones como las infiltraciones articulares (por ejemplo, el bloqueo de facetas) con fisioterapia especializada, ya que está demostrado que esta sinergia mejora significativamente la evolución del paciente.

Las vías clínicas actuales respaldan este enfoque: la fisioterapia adecuada puede reducir la rigidez, mejorar la movilidad, corregir desequilibrios posturales y potenciar la musculatura de sostén, elementos clave para mantener los beneficios de los tratamientos intervencionistas y evitar recaídas.

En resumen: sí, la fisioterapia puede ser esencial para tratar el dolor crónico, especialmente cuando forma parte de un abordaje multidisciplinar bien coordinado.

¿Qué es la rizólisis?

La rizólisis es una técnica mínimamente invasiva utilizada para el tratamiento del dolor crónico vertebral, especialmente en casos de artrosis facetaria o síndrome facetario. Consiste en la aplicación de radiofrecuencia térmica sobre los nervios sensitivos encargados de transmitir el dolor desde las articulaciones vertebrales hacia el sistema nervioso central.

Durante el procedimiento, se introduce una aguja especial de radiofrecuencia hasta la zona cercana al nervio objetivo. Mediante control por imagen (habitualmente fluoroscopia), se posiciona de forma precisa y se expone al nervio a temperaturas entre 80 y 90°C durante aproximadamente un minuto y medio. Esta energía térmica no destruye completamente el nervio, pero modifica su capacidad de transmitir señales de dolor, un fenómeno conocido como neuromodulación.

La finalidad de la rizólisis no es eliminar la causa del dolor, sino romper el círculo vicioso del dolor crónico, modulando los mecanismos neurofisiológicos alterados que perpetúan la sensación dolorosa. Este tratamiento suele indicarse cuando otras técnicas como el bloqueo de facetas han resultado eficaces de forma temporal, ya que actúa sobre los mismos nervios que generan el dolor, pero con un efecto más duradero (varios meses o incluso más de un año).

4 Beneficios de la rizólisis:

Reducción significativa del dolor vertebral.

Mejora de la movilidad y calidad de vida.

Procedimiento ambulatorio y bien tolerado.

Alternativa segura a tratamientos más invasivos.

La rizólisis es una herramienta eficaz dentro del abordaje multidisciplinar del dolor crónico, especialmente cuando se busca un alivio más prolongado sin necesidad de cirugía.

¿Dónde acudir si tengo dolor crónico?

Una de las mayores dificultades para los pacientes con dolor crónico es saber a quién acudir. Muchas veces, tras consultar a diferentes especialistas sin obtener resultados, pueden sentirse desorientados o incluso desatendidos. En estos casos, es fundamental entender que el dolor crónico es una enfermedad en sí misma, y como tal, necesita un enfoque especializado.

Las Unidades del Dolor nacen precisamente para dar respuesta a esta necesidad. Reúnen a un equipo multidisciplinar con experiencia en el diagnóstico y tratamiento del dolor persistente, integrando técnicas médicas avanzadas, fisioterapia y apoyo psicológico. En la Clínica Batean, abordamos cada caso de forma individualizada, analizando no solo el origen físico del dolor, sino también su impacto emocional y social.

Acudir a una unidad especializada como la nuestra puede marcar una gran diferencia: no solo buscamos reducir la intensidad del dolor, sino recuperar tu calidad de vida y ayudarte a retomar tus actividades diarias con normalidad.

Tratamiento del dolor crónico en Bilbao

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Jose Miguel López Ramos - Doctoralia.es
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